A comienzos del siglo XIX la descripción morfológica del cuerpo humano alcanza gran nivel de detalle. Se consolida el conocimiento anatómico como pilar imprescindible de la medicina científica. A partir de 1800, los modelos anatómicos empiezan a ser una herramienta valiosa para su correcta enseñanza.
Nuevos campos de estudio de la anatomía permiten a lo largo del siglo XIX comprender la realidad biológica de los seres vivos, progresando también la medicina científica. Y gracias a la popularización de los modelos, ese conocimiento puede llegar a los diferentes niveles de enseñanza.
La presencia de modelos de anatomia humana en los gabinetes Bergara está documentada ya en 1793. Los modelos que se han conservado hasta hoy son modelos más tardíos, de finales del XIX.