Los depósitos son espacios museísticos a los que normalmente no acceden los visitantes. Como su propio nombre indica, es donde se depositan, donde se guardan, las piezas de colecciones del museo que no se muestran al público en la exposición permanente. Estos espacios son salas debidamente acondicionadas, con soportes museográficos y mobiliario especial, para la adecuada conservación de las piezas, una por una, con suficiente espacio y estabilidad, pero a su vez fácilmente accesibles para su manipulación. Son espacios con las más adecuadas condiciones ambientales y de limpieza para una buena conservación de los ejemplares.

Depósitos

Los elementos que se guardan en los depósitos suelen utilizarse en exposiciones temporales o para actividades didácticas de tipo divulgativo. Como todo el resto de piezas, estas también son documentadas (determinación, siglado e inventariado) e investigadas, catalogadas y, si fuera preciso, restauradas.

Por último, las piezas de nueva adquisición que entran en el museo normalmente no se exponen directamente al público; son sometidas a un proceso de valoración de la pieza, limpieza –si lo precisara–, determinación, inventariado, siglado, catalogación y –si fuera necesario– restauración, y tras ello se guardará en el depósito en su lugar específico.

Restauradora trabajando  en el laboratorio del museo Restaurador trabajando en el laboratorio del museo