A mediados del siglo XVIII la economía vasca comienza a zozobrar y se encamina hacia una profunda crisis. Una serie de caballeros vascos realizaron sus estudios superiores en Europa y se dieron perfecta cuenta del abismo al que se precipitaba el país. Además rapidamente se impregnaron de las ideas de la Ilustración que se extendían entonce por toda Europa. De esta manera llegaron a la conclusión de que para salir airosos de momentos de crisis era necesario valerse de la razón y que para ello era imprescindible impulsar la educación de calidad y la investigación científica.

Ejemplo paradicmático de lo dicho lo constituye la obra titulada “los aldeanos críticos” cuyos autores fueron el VIII Conde de Peñaflorida y el III Marqués de Narros. En este libro ambos afirmaban que la Física basada en las antiguas creencias había queda obsoleta y que una nueva Ciencia Física estaba naciendo y extendiendose por todo el continente. La nueva Física era esperimental y no ya especulativa. Defendían que sin las matemáticas no era posible el trabajo científico y despues de mencionar a Copernico, Galileo y Kepler, citaban al “magnífico” Newton. En el año 1764 decidieron fundar una Asociación -la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País- para potenciar las nuevas ideas de la Ilustración y para impulsar la educación de calidad y la investigación científica. Xabier María de Munibe (Conde de Peñaflorida), Joaquín de Eguia (el Marqués de Narros), el bergarés Vicente Lilí y el también bergarés Miguel José de Olaso, crearon, entre otros, el Real Seminario de Bergara, dotado de unas infraestructuras científicas envidiables.