


En el jardín de la entrada al museo, nos sorprende la planta que se ha convertido en protagonista en los últimos meses: el Agave. También ha querido hacer su hueco en esta celebración tan especial. No es casualidad, ya que el Museo Laboratorium está estrechamente relacionado con la ciencia botánica. Botánica y ciencia, y ciencia y botánica también van de la mano, y el Museo Laboratorium se ha convertido en una muestra de ello en este momentos.
Existen varias especies, pero todas ellas se caracterizan por sus hojas gruesas, afiladas y espinosas, y que tras muchos años, al florecer, se vuelven espectaculares.
La mayoría de los Agaves solo florecen una vez en la vida: durante varios años (a veces entre 10 y 30 años) crecen, acumulan energía y, cuando están listos, les crece un gigantesco cuerno de flores, como se puede ver en la foto. Este proceso se llama monocarpismo: después de florecer, la planta principal muere, pero a menudo salen nuevos brotes del costado, reiniciando el ciclo de vida.
Hoy en día, su presencia en la entrada de nuestro museo muestra lo sorprendente que es la naturaleza y nos habla de la fuerza de la paciencia: creciendo durante largos años, esperando y por último, ofreciendo hermosas flores.
En la siguiente visita, haz una parada frente al Agave: está viviendo un momento especial, y pocas veces se puede ver una floración así.
Agave americana
Esta planta, procedente de América, es utilizada en México, por ejemplo, para hacer la bebida llamada pulque, y algunas variedades de agave (Agave tequilana) también se utilizan para hacer tequila. Por otro lado, sus fibras (por ejemplo, el sisal) se han empleado en la artesanía y en la cordelería.
Especie procedente del estado de Oaxaca México que fue introducida en Europa en el siglo XVI por los primeros colonizadores del continente, sobre todo en el sur de la Península Ibérica. De esta especie y otras del mismo género se han utilizado sus fibras para fabricación de cuerdas y sedales de pesca llamados "pita", nombre que antiguamente se utilizaba en el lenguaje común al antecesor del nylon. Una característica es que la planta sólo florece al final de su vida y tras hacerlo muere lentamente.
El ejemplar que crece junto al Museo Laboratorium de Bergara, sin duda, ha encontrado unas condiciones de crecimiento favorables que le han permitido alcanzar una gran talla, y podría superar los 50 años y por tanto se encuentre al final de su vida.